4 de agosto de 2013

El amor según Tute

No hay mantel ni flores de verdad. En el centro de la mesa, desde una taza de vidrio de las irrompibles asoman ocho marcadores Pizzini a los que parece que recién les apagaron el Samba, recostados sobre el filo color caramelo. En la cocina de un PH de San Telmo, Tute estaca el codo izquierdo y barre con el antebrazo hacia afuera unos bocetos. Cuando abre el paquete de facturas comienza el ritual del mate y a despegarse las esquirlas-stickers de medialunas. Antes del mate estaba trabajando en una página de unos revolucionarios de la apatía. Tipos convencidos de la nada, que no quieren hacer nada. Dice que quizás es una bobada. Y sonríe. Pero sonríe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario